El discurso de la meritocracia a calado muy profundo en la mentalidad empresarial en todos los niveles de la pirámide.
El ser promocionado solo y exclusivamente por tu propio esfuerzo y capacidades, es una ilusión que produce niveles de gran agotamiento.
La aspiración de “ser competente” puede llevar a soportar políticas de explotación laboral que succionan las fuerzas creativas y el tiempo libre de aquellos/as más responsables de su trabajo.
“Tiempo libre” destinado al descanso, horas fuera de contrato.
«…seguí trabajando desde la cama, la cabeza me funcionaba, estirada no me dolía. No podía más y peté. Llevo dos años haciendo el trabajo de dos personas”.
N. es una mujer de 51 años.
-”…mucho estrés, explotas, de mal humor, la pago con las personas que más quiero.
Mucha presión en el trabajo.
No estoy bien, no estoy en paz.
Es que todo tiene que estar para ya, y es gran volumen de trabajo.
No tienes vida:24/7.
Si todo el mundo está disponible, si dices que no, te perjudicarás.
Se sobre entiende que debes estar, es que funciona así, acabas a las 6 pero te quedas hasta las 8.
Ahora tengo ansiedad, dolor de cabeza, estoy desmotivada y no quiero levantarme.
No me gusta la dinámica, la filosofía de la empresa.
Tengo el fracaso, no es lo que esperaba, no soy capaz”
M. es una mujer de 29 años
“Saturada de trabajo, muchas horas.
Intentas que todo salga perfecto, soy muy perfeccionista.
Ahora que he acabado el máster, igual me queda un poco de ansiedad en el trabajo.
Invierto mas horas de las que debería.
Depende del proyecto, en el trabajo quizás haces 9 horas y algunas veces más.
Cada uno lleva un proyecto.
No se trata de competición, me obligo a ser competente. No siento que compita ni mucho menos.
Nerviosa, el corazón me va muy rápido, me lo guardo. Estoy distante para que no se note.
Sola con el ordenador.
Tengo meticulosamente planeado lo que haré durante el día.
Cuando algo no cuadra, me aíslo, me vengo abajo.
En la oficina era más fácil.”
J. es una mujer de 24 años.
Mujeres que entrado el 2022, seguían trabajando desde casa.
Como dice J. el trabajar cada uno en un proyecto diferente, les presiona a ser competentes en el menor tiempo posible.
La política de las empresas para las que trabajan, se basan en la competición y en «optimizar» recursos.
Cada una de ellas a venido por ansiedad, sintiendo que no saben gestionar sus emociones y asumiendo sus síntomas como de entera y absoluta responsabilidad.
Leer que no son la única causa-culpa de su “inadaptación”.
Leer que bajo ciertas condiciones laborales, un cuerpo sintomático es la respuesta “normal” esperable, que pone freno a una situación de injusticia, que no es vista como tal.
Es parte del trabajo analítico en terapia. Como ayudar a comprender que la búsqueda del auto diagnóstico produce una falsa sensación de tranquilidad.
“…pues lo que tengo es el síndrome del impostor”, frecuentemente escuchado en la consulta.
La sensación de fracaso personal da cuenta de una sobreadaptación a un ambiente que no proporciona el crecimiento profesional ansiado.
Lo que está mas claro es que vivimos en una sociedad de la impostura.
La persona tendrá que ver si quiere, puede y de que manera, responder a unas demandas que parecen desajustarse a sus expectativas.
Sobre este vector de funcionamiento se cocinan las primeras prácticas violentas o destructivas.
Esta dimensión imaginaria que da sentido a nuestros comportamientos recrea en nuestra cultura diferentes personajes identitarios que se corresponden a un género asignado y que representan valores construidos como el Bien y el Mal.
En esta línea se puede ser – hacer de blandos o fuertes, buenos o malos, obedientes o transgresores, pobres o ricos…Simbólicamente hablando.
Lógica de pensamiento que polariza la perspectiva de interpretación de la realidad, dando juego a los contrarios, como dos caras de una misma moneda.
Desmontar este binarismo en el que el poder de uno se alimente necesariamente de la debilidad del otro ayuda a componer otro escenario.
Se puede ser un poco débil o fuerte según con quién y bajo determinadas circunstancias. A veces un poco frágil y otras fuerte.
El texto que sigue pertenece a una mujer joven de unos veinte años.Recrea un relato en tiempos de adolescencia.Dos caras de una misma modalidad de vivir el amor, sentirse frágil o poderoso, desde “la fragilidad al poder y viceversa”.Pasaje bajo dos aspectos de si misma que juega en las relaciones amorosas y que ella detecta como algo muy aprendido, alimentado en sus espacios de formación, en las redes sociales, películas románticas o su entorno más próximo. Dice sentirse impostando personajes y reproduciendo protocolos a la hora de ligar, sabiéndose muy marcada por relaciones de mucha dependencia en el despertar de su sexualidad.“Siempre soñaba con la idea de un novio más dominante.Quería un chico macarra, idílico, un chico triste y diferente al que yo le cambiase la vida.”“Con él me mostraba frágil, sensible.Y él me escuchaba, me consolaba, me quería.Estar con él me hacía sentir entendida, consolada, acompañada.”“Me sentía cada vez mas atrapada en mi vulnerabilidad.El encarnaba esa figura acompañante, el mejor amigo fiel que está a tu lado pase lo que pase o eso creía.No podía evitar sentir que se estaba adueñando de mi.No quería perderle, quería seguir teniendo un hogar al que acudir.Ahora veo que era solo una ilusión.”
“Empiezo a desbloquear más las emociones de esa mujer,esa que encerré en el núcleo de mi ser, en posición fetal, encadenada para que nadie pudiese acercarse a ella nunca más… ni siquiera yo misma.”
Ha pasado el mes de marzo y con él mucho material de divulgación sobre mujeres con nombre y apellido que ocuparon un lugar preponderante en nuestra historia.
Mujeres que fueron ignoradas/olvidadas.
Aún hoy, los colectivos de mujeres anónimas que durante el siglo pasado lucharon por la igualdad de derechos, son cuestionados y encorsetados en el tópico de practicar la ideología de género.
Frente a la imposibilidad de acceder a la vida pública, de decidir y administrarse por si mismas, éstas mujeres consideradas niñas o incapaces, se han visto obligadas a salir a la calle luchando por el ejercicio de derechos básicos, como la educación con pleno acceso a la universidad, entre otros.
La condición de ciudadana fue una conquista que inició un camino de salida de la tutela patriarcal.
Camino que aún se hace necesario recorrer y mantener vivo.
He vuelto a ver la película Camille Claudel 1915 (Dumont,2013),es una historia muy dura, ya que se centra en los años de encierro de la escultora.
Sus últimos treinta años los pasó en un manicomio, víctima de la política asilar del momento, el encierro como castigo y la locura como estigma para acceder a una nueva forma de destierro.
Era frecuente que una familia de cierta condición social se sintiera afectada moralmente por una hija, cuyo deseo estuviese orientado por una pasión que se saliese de los cánones establecidos y se atreviese a desafiar el lugar asignado dentro de la casa.
Al parecer ésta mujer, ya de niña era feliz esculpiendo en el barro.
Encontró una academia en París que aceptaba alumnas mujeres.
La admitieron, lo que no pudo obtener es su independencia profesional.
Los lugares alternativos para mujeres que se atrevían a desafiar el lugar de esposa-madre (por diferentes razones) eran el convento o el manicomio.
Un gran dispositivo (Foucault,1977) en donde interactúan la moralidad cristiana, la medicina y la jurisprudencia.
Su condición de amante, musa o alumna de…fue algo de lo que no se pudo desprender.
Hasta la actualidad su obra permaneció en el museo Rodin de París.
Recién en 2017, su prolífica producción artística se exhibe en el museo que lleva su nombre, en Nogent-sur-Seine, Francia..
Un proceso de duelo se sucede a la pérdida por fallecimiento de un ser querido.
Comienza con la aceptación de la partida y el registro de lo imposible del regreso de ese cuerpo que ya no tendrá presencia viva.
Es un proceso doloroso y curiosamente en la actualidad los tiempos de respeto y comprensión parecen acortarse y definir la línea entre lo normal o patológico.
Alargar la partida, prolongar su presencia en la fantasía, saber y no saber.
Jugar entre la realidad y la ficción, son fenómenos posibles de observar.
En la película «La Espera» con el trasfondo de la Semana Santa (su simbolismo marca una lectura) en un pueblo de Sicilia el tiempo parece exasperar.
Es el tiempo que se da una madre, para iniciar el camino de aceptación de la desaparición de su hijo Giuseppe, la espera para aceptar el no retorno.
La historia comienza con la llegada a la isla de Jeanne, novia del joven que no comprende el motivo por el cual le ha dejado de responder a sus mensajes y no ha acudido a recibirle. No hay respuesta a su pregunta: ¿dónde está Giuseppe?
El personaje de la madre encarnado por Juliette Binoche, sabe que su hijo ha muerto, lo enuncia: «estoy esperando el momento adecuado para decírselo».
La narración transita en el cuando será el momento adecuado, tiempo teñido de cierto misterio, alegría y proximidad.
Lo cierto es que el ocultamiento de esta realidad no se sostiene y en algunos momentos parece que ambas lo saben sin poder ninguna pronunciarlo.
Madre y novia se dan una tregua, no se conocían y la espera recrea la vida de Giuseppe, ayuda a compartir y soportar el dolor de ambas.
Película muy bella en imágenes y muy sugerente, pocas palabras y mucho para intuir e imaginar.
¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no está prohibido amar.
Que también se puede odiar.
Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida.
Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque sí, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.
Que el por qué de los niños tiene un porqué.
Que querer saber de alguien no solo es curiosidad.
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca está de más agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para dar debimos recibir antes.
Que para que nos den también hay que saber cómo pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.
Que para que nos quieran debemos mostrar quienes somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en hacer las cosas, no se está viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mucho mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder puede ser también avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol.
Cómo hacerte saber, que nadie establece normas, salvo la vida…
Daniel Russo Rendo
El miedo es un arma poderosa, que inhibe la potencia de la acción y el pensamiento.
La pandemia y el encierro fue la ocasión,
de replantearnos el lugar que ocupamos en la empresa para la que trabajamos.
Un tema vital para preservar la salud, puede parecernos imposible: Cambiar el perfil.
“Contaron conmigo para la desescalada.
Dos hacíamos el trabajo de seis.
Dar todo lo que sea… lo haces y punto.
No tengo vida: ¡el ahora es ya!
Voy sudado todo el día.
¡Me esfuerzo tanto!
Me agobio, me agobio el doble.
No me atrevo en el tema laboral.
Me siento mala persona, pero necesito estar solo,
encerrado solo con mis libros y mi música.
Odio a la gente, no quiero ver a nadie, me crea ansiedad.
Se agravó después de la cuarentena.
Peté, no tenía vida.
Ahora que he cogido el Covid, siento culpa por estar de baja.
¡Nunca he pedido nada, ni por asuntos personales!
Siempre subido en el barco del que manda.
¡Como si me fallase a mi mismo!
Estoy agotado, me canso muchísimo.
No puedo irme de un trabajo en el que llevo tantos años.
La facilidad para salir adelante, parece que yo no la tengo.
Los cambios me dan inestabilidad, me muero de miedo.”
El miedo es un arma poderosa, que inhibe la potencia de la acción y el pensamiento.
No llego a esa fase en la que se ha perdido el amor.
La llamo cuando yo quiero, y la tengo.
Está ahí.
Ya sabía que encontraría a otro.
Genero realidades ficticias.
Cuando las cosas no son como yo quiero,
tiro del mantel,
como un niño pequeño.
Creí que la podía domar, todo un desafío!
Ya aparecerá una tía mas buena.
“Vivir secuestrado en la propia belleza y en el deber de resultar atractivo.
No ama, se ama amando.
El control de las apariencias se transforma en disciplina de los cuerpos.”
Tiqqun
No quiero decepcionarme, estoy a la espera de alguien perfecto, de un imposible.
Estoy hablando con varios, he salido con dos.
Uno me gustó.
Me da miedo ilusionarme.
Me angustia un poco.
Nos escribimos poco.
Me da inseguridad, estará saliendo con otras.
Si me afecta es porque me gusta,
Si es pasajero…no me afecta.
Me raya, me metí de nuevo al Tinder.
No quiero volver a estar en esa posición de vulnerabilidad.
No me involucro emocionalmente.
He congelado óvulos, salir con alguien me da tranquilidad. Detenido el tiempo me daba igual. Veo a todo el mundo avanzando, me he creado un mundo de falsa juventud.
Aquellos que coinciden plenamente con nuestro tiempo son contemporáneos a él. Giorgio Agamben
La Ansiedad (no puedo respirar, se me acelera el corazón, siento presión en el pecho, me asusto) puede ser el umbral que permite la entrada al trabajo de otras problemáticas que afectan al consultante. Como puede ser el consumo.
Consumo de cualquier sustancia (alimento, drogas, psicofármacos, trabajo, etc.).
En tal caso, la ansiedad solo sería un síntoma que se iría disolviendo como efecto de un trabajo focalizado en otro lugar.
D. es una joven que llega a la consulta por ansiedad, al poco de andar, en el relato… liga la ansiedad a una afección de culpa, al no poder parar.
“Después del lleno, empieza la culpa. Me atraganté con la comida, me dio ansiedad”. Luego veremos como no puede parar en muchos sentidos.
Una primera entrevista no alcanza para trabajar de manera diagnóstica, es necesario al menos cuatro para desplegar lo que se juega en lo personal e impersonal, para que un malestar se instale y no se mueva.
En una sociedad de consumo, el exceso es la norma y el adicto su producto.
Pensar por problemas es salir del conflicto.
Problematizar es hacerse preguntas en plural.
En el conflicto se piensa por polos opuestos.
El opuesto es mi doble y no se puede separar, porque me tiene que confirmar.
Muchas veces a la consulta se viene buscando la confirmación de estar en lo cierto, solo eso.
Si llevo la razón, el otro siempre estará equivocado. El par razón/locura o razón/emotividad.
El conflicto es la lógica de los contrarios, en esa lógica nos definimos y nos afirmamos en la confrontación.
Salir del conflicto es salir de la pregunta única ¿porqué? Como esencia primera, como el origen de todos los males.
Ante esta formulación, en esta dinámica, la respuesta puede ser: “el problema eres tú”.
La propuesta es salir del círculo, del mecanismo que impide la producción de acontecimientos, que imposibilita que algo nuevo suceda.
Las pérdidas, faltas de dimensiones humanas, como la pérdida parcial de salud,la pérdida ocasional de trabajo…pueden ser vistas como causa de conflicto.
El par éxito/fracaso se refuerza como dinámica de funcionamiento tras una pérdida concreta por parte de un integrante de la pareja.
La pérdida se liga a la culpa. La culpa a la deuda y el consiguiente sometimiento espiritual/corporal como forma de pago.
Quedando separada la potencia de lo que puede un cuerpo; de la acción y el pensamiento.
Es decir, el malestar quedará expresado en falta de energía, agobio, cansancio corporal o mental. No puedo pensar o/y no puedo hacer.
El circuito de la culpa puede estar totalmente velado a la consciencia y quedar visibles las discusiones, las peleas domésticas.
«Prefiero estar triste a ponerme nervioso»
Abrir las preguntas: ¿para qué?, ¿a qué precio?.
El conflicto es competencia y relaciones de poder.
Hace falta crear una nueva relación con uno mismo, al actuar y pensar-sentir.
Salir del lugar de la culpa, dejar de sostener esa posición de único deudor, causante de todos los males; alivia del dolor. El cambio de posición habilita el movimiento de los términos que sostienen el conflicto.
Hay muchas maneras o modos de ser-hacer, hacer-se.
«En un pensamiento dogmático -de lo único- el otro no existe, en un pensamiento dialéctico -de lo doble- el otro es lo opuesto, y en un pensamiento de la multiplicidad, diagramático, el otro es la diferencia.» Adriana Zambrini, El Deseo Nomade.